Resultado de la queja Bizantina mundialista
La queja planteada por el Sr. Pancaldi, resulto, segun el estudio de nuestros expertos, ser una legitima queja, por lo que a continuación pasamos a dar la solución
Von Pazzz: Tiene razón Pancaldi es una falta de respeto que no lo dejen ingresar con martillos, la organización no debería excluir a esta noble herramienta que nos ayuda en todos los aspectos de la vida, como por ejemplo para amansar a los cuñados o tiernizar las milanesas.
Fratttini: Sres. Como podemos prohibirle la entrada a un pobre martillo a un estadio, si ese mismo martillo formo parte importante de la construcción, esto es un claro ejemplo de la discriminación Alemana. Por que en el dibujito no ponen un martillo hidráulico, o un taladro neumático. No, es un pobre martillo artesanal. Es un atropello.
SOLUCION: el plan propuesto es que en protesta todos nos disfracemos de martillo e ingresemos juntos al estadio al grito de “Somos martillos queremos martillar” o en su defecto demoler los estadios de todo el mundo muñidos de pequeños matillos de pena, claro que dado el tamaño de los estadios, estaremos algunos lustros para derribarlos, por lo que en de mientras, podemos hacer boquetes por donde colarnos abrazados a nuestros queridos martillos.
Von Pazzz: Tiene razón Pancaldi es una falta de respeto que no lo dejen ingresar con martillos, la organización no debería excluir a esta noble herramienta que nos ayuda en todos los aspectos de la vida, como por ejemplo para amansar a los cuñados o tiernizar las milanesas.
Fratttini: Sres. Como podemos prohibirle la entrada a un pobre martillo a un estadio, si ese mismo martillo formo parte importante de la construcción, esto es un claro ejemplo de la discriminación Alemana. Por que en el dibujito no ponen un martillo hidráulico, o un taladro neumático. No, es un pobre martillo artesanal. Es un atropello.
SOLUCION: el plan propuesto es que en protesta todos nos disfracemos de martillo e ingresemos juntos al estadio al grito de “Somos martillos queremos martillar” o en su defecto demoler los estadios de todo el mundo muñidos de pequeños matillos de pena, claro que dado el tamaño de los estadios, estaremos algunos lustros para derribarlos, por lo que en de mientras, podemos hacer boquetes por donde colarnos abrazados a nuestros queridos martillos.